martes, 1 de mayo de 2012

It wasn't too much, but enough

Ponerle luces al interés para darnos cuenta de que está 
No paraba de reírme con ellas, y es que son fantásticas. De repente, pasamos por un lugar alborotado, lleno de gente, un tumulto de ebriedad, el aire estaba alcoholizado. Un chico menor que yo al que ya hacía tiempo que conocía me llamó. Cesaron las carcajadas. Me indicó que me acercara para saludarle y ciertamente, me paralicé porque creía que era una broma. La verdad es que hace tranquilamente un año que no hablamos. Supongo que es lo que tienen las fiestas: saludas hasta a tu enemigo, por si acaso. El caso es que el chico me llevó a un grupo de personas, quería que saludara a un amigo suyo, que también lo fue mío durante el mismo tiempo que el otro, aunque nuestra relación era algo más estrecha. Había comprado una rosa a una pobre muchacha de ropas raídas, de entre tantas que andaban por allí, y me la ofreció. No la acepté por el simple hecho de que no creía merecerla y por cosas del pasado que en el pasado se quedan. Le reproché que yo misma ya me había comprado una, que me servía por mí misma. El sonrió y me rió la gracia: sabía que era broma. Una broma de amigos. Entonces, me fijé en el chaval que estaba a su lado. Era delgado sin embargo se podría apreciar que practicaba deporte. Pálido y rubio, con los ojos muy cerrados, marrones o puede que verdes, pero estaba oscuro y no veía bien. El caso es que le vi sonreír y se apagó el ruido. Mi vida se pausó junto con todo lo que me rodeaba. Ante esto, pensaba irme enseguida porque mis amigas tenían algo de prisa por llegar al sitio a donde íbamos, pero me quedé un rato más. Unos minutos. El suficiente tiempo como para cruzar nuestras miradas, al menos a mi propósito e intentar averiguar el color de los ojos, pero no lo conseguí. Sigue siendo un misterio. Llegó un momento en el que parecía que le hablaba a él y eso era que el inconsciente me estaba traicionando así que me fui. Me despedí, no sin antes darle dos besos a todos y a él. Confieso ahora que ya lo conocía de antes, pero no de esa manera. No así. No con esa luz, ni en ese lugar. No con ese tiempo, ni tan guapo vestido. Fue como conocerle de nuevo. Ignoré cualquier posibilidad de volver a conocerle así y guardé ese momento en mi cajón de recuerdos. Hoy lo he sacado mientras lo plasmaba letra por letra. Estoy obsesionada y él también, aunque claro: no conmigo. Maldice a su amor que perdió hace unos meses, según me han contado, y yo maldigo cada cosa que dice por ella. Llamadlo amor si queréis, pero tened en cuenta que cada uno tiene su propia definición de ese término.



Y al final, fue 
y después, dejó de ser.