Fuimos primates de una era de la que ni siquiera estamos totalmente seguros seguros si existe como parte de nuestra evolución. Hay muchas teorías, basadas en la fe o en la física, pero lo que es cierto, es que el ser humano, ha evolucionado. Sin embargo, evolucionar no trae consigo un significado de mejora. Desde los inicios, nos propusimos crear muchos tabúes al vestirnos con pieles, al separar a los que se fueron de los que todavía seguían en pie.
No muy tardío a ésto, empezó a existir lo moral y lo inmoral: lo que es justo o injusto, lo bueno y lo malo, lo bello o lo antiestético, y aun sabiendo la presencia de dos polos, no pudimos decantarnos por respetar las leyes de la naturaleza. Propusimos que uno de nuestro entorno tuviera poder sobre los demás aunque mentes más brillantes existieran por el momento, y así someternos bajo su tiranía y fuimos, paradójicamente, esclavos de nuestros derechos.
Creamos leyes para no respetarlas, con sus propias trampas para que aquellos mas poderosos siempre se beneficiaran de algún modo u otro. Inevitable era, entonces, que no surgiera el anhelo de la libertad que había en un principio, aunque no la conociéramos, sabíamos de su existencia, pero el egoísmo de un hombre hace que se expanda entre los demás, de manera que es imposible hacerlo desaparecer.
Unos por otros, las revoluciones cobraron importancia en nuestra sociedad, a modo de conseguir lo que un día entregamos a uno: el poder. Nuestro espíritu es totalmente contradictorio y nuestra alma nunca descansará en paz, y como no lo hará, decidimos acelerar el proceso e inventamos las armas para destruirnos a nosotros mismos.
Dejamos en la calle a miles de cadáveres que nada hacen allí y saltamos sobre ellos como si de obstáculos y no de personas se tratara. Ciudadanos inocentes que se conformaban con ese pedacito de libertad, bajo más normas que derechos, y otros que ni siquiera tienen uso de razón por su temprana edad, ven ahora desde a saber dónde, cómo el hombre no es hombre, sino un animal, el más salvaje por poseer conocimiento. Niños que se han quedado sin miembros, ya sea de la familia o de él mismo, haciendo que sea más pequeño e indefenso aun en su cuerpo, pero no creáis que en su alma también.
Por suerte, aun existen personas que no hacen nada para que esta situación mejore: están totalmente vetados; pero se limitan a no hacer nada que se convierta en algo peor. Para que avance este mundo, que es de lo único sobre lo que en realidad tenemos poder, es necesario que cada uno de nosotros aporte algo, por muy pequeño que sea; somos un todo, pero para que ese todo exista, es necesario que ningún hombre muera a manos de otro exceptuando que éste haya hecho todo lo posible para salvarle la vida.
No muy tardío a ésto, empezó a existir lo moral y lo inmoral: lo que es justo o injusto, lo bueno y lo malo, lo bello o lo antiestético, y aun sabiendo la presencia de dos polos, no pudimos decantarnos por respetar las leyes de la naturaleza. Propusimos que uno de nuestro entorno tuviera poder sobre los demás aunque mentes más brillantes existieran por el momento, y así someternos bajo su tiranía y fuimos, paradójicamente, esclavos de nuestros derechos.
Creamos leyes para no respetarlas, con sus propias trampas para que aquellos mas poderosos siempre se beneficiaran de algún modo u otro. Inevitable era, entonces, que no surgiera el anhelo de la libertad que había en un principio, aunque no la conociéramos, sabíamos de su existencia, pero el egoísmo de un hombre hace que se expanda entre los demás, de manera que es imposible hacerlo desaparecer.
Unos por otros, las revoluciones cobraron importancia en nuestra sociedad, a modo de conseguir lo que un día entregamos a uno: el poder. Nuestro espíritu es totalmente contradictorio y nuestra alma nunca descansará en paz, y como no lo hará, decidimos acelerar el proceso e inventamos las armas para destruirnos a nosotros mismos.
Dejamos en la calle a miles de cadáveres que nada hacen allí y saltamos sobre ellos como si de obstáculos y no de personas se tratara. Ciudadanos inocentes que se conformaban con ese pedacito de libertad, bajo más normas que derechos, y otros que ni siquiera tienen uso de razón por su temprana edad, ven ahora desde a saber dónde, cómo el hombre no es hombre, sino un animal, el más salvaje por poseer conocimiento. Niños que se han quedado sin miembros, ya sea de la familia o de él mismo, haciendo que sea más pequeño e indefenso aun en su cuerpo, pero no creáis que en su alma también.
Por suerte, aun existen personas que no hacen nada para que esta situación mejore: están totalmente vetados; pero se limitan a no hacer nada que se convierta en algo peor. Para que avance este mundo, que es de lo único sobre lo que en realidad tenemos poder, es necesario que cada uno de nosotros aporte algo, por muy pequeño que sea; somos un todo, pero para que ese todo exista, es necesario que ningún hombre muera a manos de otro exceptuando que éste haya hecho todo lo posible para salvarle la vida.
¾ "El hombre es bueno por naturaleza,
es la sociedad la que lo corrompe."
Jean-Jaques Rousseau
He de decirte que yo también he cotilleado tu blog, y que también me encanta, y que espero que pongas muchas cosas más que pueda leer :)
ResponderEliminarEstupenda entrada. El hombre es bueno, la razón lo convierte en lo que es.
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