Vivamos, y amemos:
los rumores severos de los viejos que no valgan ni un duro todos juntos.
Se pone y sale el sol, mas a nosotros,
apenas se nos pone la luz breve,
sola noche sin fin dormir nos toca.
Pero dame mil besos, luego ciento,
después mil otra vez,
de nuevo ciento,
luego otros mil aun y luego ciento…
Después, cuando sumemos muchos miles confundamos la cuenta hasta perderla,
que hechizarnos no pueda
el envidioso al saber
el total de nuestros besos.
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